Sobre todo, a la hora de justificar nuestros errores. Casi siempre bsucamos culpables o excusas que suplan nuestros defectos, y a los que achacar nuestros propios fallos.
A veces, más que curiosos somos patéticos.
Hay poca gente que enga el valor de decir, me equivoqué, lo admito. El error es mío, la infidelidad es culpa mía, yo metí la pata en el trabajo.
No, siempre buscamos echarle la culpa a alguien. Quizás nuestras frágiles mentes no puedan soportar que no somos realmente infalibles. Metidos en nuestro concepto del yo, herencia de nuestro cerebro autoconsciente, para el hombre debe de ser de vital importancia ser el centro de todo.
Y ser el centro del universo, cuando reconocer que cometes errores, no debe de ser muy agradable. Supongo que será como convivir con un dios falibre dentro de tu propia cabeza.
Aceleracionismo Social efectivo (e/Sacc)
Hace 4 semanas
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