jueves, 19 de marzo de 2009

El crematorio

Las dos personas se limpiaban del rostro el hollín negro de los ojos.

Tras secarse el oscuro sudor, volvieron a su tarea. Los restos que arrojaban al fuego parecían estar vivos todavía, y ambos creían oír cómo chillaban muy débilmente mientras morían.

Eran los restos del pequeño comercio que los grandes almacenes, los alcaldes corruptos y las multinacionales habían destruio.

Ambos hombres lloraban, porque sabía, que los próximos serían ellos.

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