Profudizando en las posibilidades del Internet del futuro, ver artículo original, existe una poderosa combinación de tecnologías que amplifican las posibilidades, de llegar a desarrollarse y converger, la nanotecnología e Internet.
El otro día hablábamos de cómo sería posible ensamblar cualquier producto o incluso copias de personas gracias a internet, pero ahora fijémonos en las posibilidades de desensamblar.
Es decir, reducir a átomos e información cualquier tipo de materia.
Recuerdo un episodio de The Big Bang Theory en el que Sheldon y Howard hablaban de que reducir una persona a información cuántica, y luego recrearla en cualquier lugar de mundo no sería teletransporte, sino una especie de clonación avanzada.
Para que el sujeto fuese el mismo las moléculas deberían viajar en estado de congelación y recomponerse allí.
Curiosamnete, esto será posible gracias a la nanotecnología.
Pero no quiero enfangarme en pensamientos tan complejos, sino dedicar este post a algo mucho más prosaico y humano, el espacio vital.
Y es que hoy en día nuestro espacio vital se ve reducido por la infinidad de cosas que compramos. Es de esperar que cuando muchos productos puedan descargarse de la red este problema se multiplicará, más aún cuando nuestra esperanza de vida será mucho más larga que la actual.
Pero será la propia Internet la que nos dará la solución.
Imaginemos potentes y estilizadas máquinas de diseño Apple, o alimentadas con la información de Google, capaces de reducir mediante nanotecnología, cualquier objeto que deseemos a moléculas que flotan en el aire o a simple información almacenada en nuestros armarios virtuales de Google o Apple.
Esos productos quedarían almacenados virtualmente hasta que decidiésemos recomponerlos. Podríamos recuperar la vieja ropa que descompusimos para una fiesta retro, o colecciones completas de libros y revistas si queremos volver a disfrutar del placer clásico de leer el papel. Y tras usarlos, volverlos a convertir y almacenar en nuestro armario virtual.
Para los más nostálgicos, o para productos de alto valor sentimental, sería posible que los nanites los descompusieran y almacenaran sus moléculas en el mismo estado, para luego recomponerlas en el mismo orden.
Podríamos guardar no sólo todos los recuerdos virtuales subiendo nuestras fotos, videos y recuerdos a la red, sino también disponber de un almacén físico fácilmente almacenable con nuetrop primer coche, la camina de nuestra primera cita, nuestra coleción de cómics o revistas deportivas, nuestros juguetes de la infancia.
No sé cuanto puede comprimirse la materia, pero imagino que todos los recuerdos de nuestra vida no ocuparían más de un par de metros cúbicos, como mucho.
Un futuro interesante, ¿a que sí?
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