Todos somos Superman, en nuestras propias aventuras. Todos tenemos nuestra propia Fortaleza de la soledad con nuestros tesoros…, nuestros rivales, y nuestros extraños dilemas morales con los que lidiar.
Esa gran S es el empblema radiante de divinidad que dejamos ver cuando nos despojamos de nuestras ropas apretadas, nuestras máscaras sociales, nuestras neurosis, nuestras personalidades construidas, y nos convertimos en quienes realmente somos.
El Sueño de Europa
Hace 4 semanas
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